“Abandono y destrucción” del patrimonio histórico afectado por los campos de golf en Tenerife

Una señal alerta del peligro de caída de bolas de golf, en un campo en Tenerife.

Álvaro Morales

12 de marzo de 2025 12:58 h

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En el rechazo a los campos de golf en Tenerife y Canarias, las voces críticas han puesto mucho énfasis desde hace décadas en lo que implican por consumo de agua, suelo y el concepto turístico en sí. Sin embargo, el foco no se ha dirigido tanto a las consecuencias patrimoniales, por lo que el colectivo de arqueología social Imanastanen ha hecho un repaso para este periódico de lo ocurrido hasta ahora en algunos campos de la isla del Teide o lo que puede pasar en algunos programados. Según denuncian, el resumen deriva en las palabras “abandono y destrucción”.  

El grupo que dirige Sixto García alude, por ejemplo, al conchero de Punta Negra, que forma parte del conjunto arqueológico de La Fuente, en el municipio de Buenavista, en el norte de la Isla. Se trata de unos yacimientos que tuvieron, según critican, “la mala suerte de encontrarse en el lugar elegido para construir el campo de golf de esta localidad, dentro del que quedaron emplazados algunos y del que desconocemos su estado al tratarse de una propiedad privada, aunque la ley obliga a que se permita acceder a las personas que deseen visitarlo en unos horarios y días de la semana determinados, algo que no sucede en ningún caso, como tampoco pasará con las urbanizaciones de lujo o campos de golf en zonas de elevado valor patrimonial indígena previstas”. 

Según recalca, se trata de un “ejemplo paradigmático de un yacimiento guanche afectado por un campo de golf, a pesar de estar catalogado y estudiado, ubicarse en el margen de los terrenos del club Buenavista Golf y encontrarse señalizado por un cartel interpretativo. Pese a todo esto, se encuentra en un estado de conservación lamentable. Tras las prospecciones realizadas en 1994 y la retirada de numeroso material de valor científico, hemos podido comprobar que aún contiene restos de malacofauna y de vertebrados marinos y terrestres, así como gran cantidad de material lítico y fragmentos de cerámica. Hemos de constatar que el expolio de materiales ha ido mermando de restos el espacio, que fue utilizado por los pobladores de la zona desde época guanche hasta tiempos más recientes”. 

Incumplimientos de acuerdos y pérdidas del legado

Según explican, y a pesar de encontrarse señalizado con un cartel explicativo en español e inglés, “resulta común que, debido a la elevada afluencia de paseantes y excursionistas, estos utilicen el propio yacimiento para sentarse, comer, fumar y descansar, sin prestar la menor atención al frágil espacio en donde se encuentran. Restos de basura y pelotas de golf han ido sustituyendo progresivamente los materiales arqueológicos en superficie, antaño muy numerosos. Además, el yacimiento se vio afectado durante mucho tiempo por el riego del propio campo de golf, que impactaba directamente sobre él. Finalmente, y tras varios intentos por parte de los arqueólogos, que se encontraban con negativas por parte de la dirección de las instalaciones, la entonces directora de Patrimonio del Gobierno de Canarias, Nona Perera, intervino para conseguir un acuerdo, aunque el riesgo sobre las conchas originó su descompactación y pérdida”.

El colectivo recuerda que ese acuerdo incluyó el estudio del yacimiento para poder catalogarlo en su totalidad, “pero esto sigue sin haberse producido y, siendo realistas, no esperamos que se lleve a cabo”.

Asimismo, señala que, en 2022, “los medios anunciaron que el Ayuntamiento de Buenavista había destinado 12.850 euros para la conservación preventiva del conchero de Punta Negra, su puesta en valor para proponer medidas para su mantenimiento y, así, evitar en la medida de lo posible revertir el deterioro que venía sufriendo desde hace 28 años, desde que fuera prospeccionado y estudiado. Sin embargo, y tal y como hemos podido comprobar, el lugar sólo cuenta hoy con un cartel informativo que, en ningún caso, alude a las normas cívicas a seguir ante un lugar de tanto valor ni las sanciones que podrían derivar de su alteración o daño”. 

Posibles efectos del nuevo campo en Adeje y otros ejemplos

Con el antecedente de Buenavista, los integrantes de Imanastanen alertan de las posibles consecuencias del nuevo campo de golf proyectado en Hoya Grande, en Adeje. “Además de tener un plan de impacto arqueológico en el que quedaron fuera al menos dos valores, uno de ellos no catalogado, el propio proyecto reconoce que los valores arqueológicos y etnográficos presentes en la zona de la obra se verán directa o indirectamente afectados”. Sin embargo, el colectivo asegura que “esta historia es vieja y prácticamente en todas las áreas donde se han construido los nueve campos de golf que existen actualmente en Tenerife había valores arqueológicos que desaparecieron para siempre. Es el caso, por ejemplo, de Amarilla Golf, en San Miguel de Abona, uno de los más lamentables, dada la destrucción que supuso para una zona de un elevadísimo valor científico biológico y patrimonial”. 

El grupo se queja de que, “pese a los protocolos para obtener permisos de construcción, con planes de viabilidad, estudios de impacto medioambiental, patrimonial y demás cuestiones burocráticas que establece la ley cuando se trata de construir sobre zonas de especial interés científico por la riqueza ecológica y patrimonial que poseen -que en Canarias implica todo el territorio-, la realidad última es que nada ni nadie puede detener la ejecución de estos megaproyectos y que el interés público siempre queda en segundo plano cuando se trata de inversiones de capital privado para uso y disfrute de unos pocos”. 

Por eso, advierten de que estos territorios “acaban transformados para siempre, dejando de formar parte de nuestra historia y geografía para convertirse en islas dentro de las propias Islas, en las que el pueblo canario, con toda su historia, riqueza natural, identidad, cultura y derechos, queda marginado, pasando a ser extraño en su propia tierra”.

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