Córdoba resplandece en el corazón flamenco de Barcelona

En el número 35 de La Rambla, en pleno corazón de Barcelona, reluce desde hace décadas el nombre de Córdoba. Por este templo del flamenco han desfilado uno a uno los artistas más deslumbrantes del género. Desde Lole y Manuel a Tomatito, desde Manuela Carrasco a Miguel Poveda, pasando por El Turronero, Fosforito, Fernanda y Bernarda de Utrera, Farruco, Bambino, Israel Galván, Eva la Yerbabuena o el Capullo de Jerez. Baste decir que el mismísimo Camarón de la Isla ha bendecido este local emblemático con su portentoso quejío hasta en dos ocasiones. Que ya es decir.
El Tablao Cordobés acaba de cumplir 55 años de vida. Abrió sus puertas en 1970, en la recta final de la dictadura, cuando un huracán llamado Manuel Benítez ponía patas arriba el mundo entero. Fue precisamente el bombazo arrollador del torero cordobés el que puso nombre a uno de los rincones flamencos más señeros de Cataluña. El local fue abierto en el epicentro de Barcelona por Matías Colsada, empresario del mundo del espectáculo, propietario de los teatros Apolo y La Latina, descubridor de Lina Morgan y propulsor del género de la revista musical en aquellos años en que España empezaba a sacudirse el alcanfor de la posguerra.
El establecimiento fue inaugurado por La Chunga, la gran bailaora gitana, musa de Picasso y Rafael Alberti, como preludio de la sólida trayectoria artística que el Tablao Cordobés iba a desarrollar a lo largo de más de medio siglo. Matías Colsada alquiló temporalmente el negocio a otro joven empresario catalán llamado Joan Gaspart. El mismo que años después se convertiría en presidente del Barça. Y fue Gaspart quien contrató en Salou a una joven pareja de artistas que acabarían cogiendo las riendas del Tablao y elevándolo a la categoría que tantos éxitos le ha deparado en todos estos años.

El guitarrista Luis P. Adame y la bailaora de origen malagueño Irene Alba han sido la columna vertebral de la sala flamenca. Y su hija, María Rosa Pérez, recibió el testigo hace nada menos que 25 años. “Lo que convierte en relevante al Tablao Cordobés es que mis padres, al ser artistas, desde siempre diseñaron programaciones extraordinarias”, afirma en conversación telefónica con Cordópolis. “No ha habido figura del flamenco que no pasara por el Tablao, desde Camarón a Farruco y Manuela Carrasco”.
La hija mayor de la familia Adame lleva el mundo del espectáculo en la sangre. Se crió en el Tablao y por aquí ha visto desfilar a lo más granado del universo flamenco. “Camarón fue una revolución en Barcelona. Fue tremendo. Ver a Camarón en un espacio pequeño es una cosa mágica. Irrepetible”, subraya. También recuerda la actuación de Fernanda y Bernarda de Utrera, las dos hermanas gitanas que han marcado una época de oro en el cante auténtico. Y, cómo no, la bailaora Manuela Carrasco. “Los gitanos tiraban sus chaquetas al escenario”, recuerda.
En opinión de María Rosa Pérez, el tablao es el “mejor escenario posible para el flamenco”. “Es un escenario pequeño, cerca del público, sin tanta coreografía y con un gran componente de improvisación”, explica. Esa conjunción desencadena “momentos irrepetibles”. Lo que el tópico flamenco ha calificado siempre como el “duende”, ese instante de catarsis emocional que se produce de forma inesperada en noches de magia.
El descubridor de Lina Morgan, un ex presidente del Barça y la pasión por el torero Manuel Benítez impulsaron en 1970 el Tablao Cordobés
Hasta los años noventa, el Tablao Cordobés se alimentaba de público local. A partir del 92 se desató la eclosión turística, que hoy es la base fundamental de su clientela. En los setenta y ochenta, cientos de andaluces emigrantes han pasado por una sala que se convirtió en referente del flamenco catalán. Francisco Hidalgo, cordobés de Posadas afincado en Cornellá desde 1974, fue un asiduo del negocio en aquellos años. “El Tablao Cordobés ha sido un centro de flamenco permanente donde iban tanto aficionados como turistas”, asegura Hidalgo, autor de numerosos libros sobre la historia del arte caló en Cataluña.
“Luis Adame fue muy inteligente. Por aquí han pasado grandes figuras del flamenco, lo que no ha sido muy habitual en los tablaos. Adame e Irene han cuidado mucho la programación y han mimado siempre la presencia de artistas de primer nivel”, explica el crítico flamenco y también ex diputado del PSA en la primera legislatura del Parlament catalán.
Francisco Hidalgo fue presidente de la Peña Fosforito de Cornellá y ha sido jurado del Concurso Nacional de Flamenco de Córdoba y también de las Minas de la Unión. Quiere decirse que es toda una autoridad en la materia. Y lejos de considerar el establecimiento de La Rambla como un mero local de entretenimiento turístico, lo sitúa como referente de primer orden del pujante flamenco catalán. “En Cataluña podríamos decir que ha habido históricamente dos espacios importantes: los Tarantos y el Tablao Cordobés, que es el que ha tenido mayor continuidad y con un nivel de exigencia muy alta”.
El crítico flamenco maleno fue uno de los invitados de la celebración del 55 aniversario del Tablao, que tuvo lugar el pasado 19 de febrero. Francisco Hidalgo es un viejo amigo de la casa. “Es una persona a la que admiramos mucho por los estudios que ha hecho sobre el flamenco en Cataluña”, asegura María Rosa Pérez. “Es el que mejor ha documentado lo que fue el triángulo de oro del flamenco, que es la zona, junto al Paralelo y Sant Pau, donde estamos nosotros”.

Decenas de locales han abierto y cerrado sus puertas en el centro de Barcelona en las últimas décadas. El Tablao Cordobés es, junto a los Tarantos, el único que ha logrado sobrevivir sustentado en una programación rigurosa y de máxima calidad. “Mucha gente nos dice que por qué nos gastamos tanto dinero en artistas tan caros cuando aquí en La Rambla podríamos ganar mucho más”, reflexiona la responsable del negocio. Y agrega: “Nosotros, sin embargo, creemos que haciéndolo bien y trayendo buenos espectáculos tenemos más éxito. Y los hechos lo demuestran”.
El Tablao, además, no se ha limitado a programar actuaciones flamencas. También ha intentado funcionar como dinamizador de la cultura. Ya en 1973 creó un galardón honorífico para reconocer el compromiso de personalidades e instituciones en la defensa del flamenco. La Mezquita de Plata representaba, por cierto, un detalle del universal Mihrab del monumento cordobés. El primer galardón fue a parar en 1973 al doctor Barraquer. La Fundación de Entidades Culturales Andaluzas en Cataluña lo recibió en 2005 y el cantante Joan Manuel Serrat fue reconocido en 2011. El cantaor cordobés Fosforito obtuvo la Mezquita de Plata en 2015. “Fosforito es muy amigo de mi padre y ha trabajado en ocasiones con nosotros”, remarca María Rosa Pérez.
También organizaron un Concurso Nacional de Baile, que contó con un jurado de lujo integrado, entre otros artistas, por Manuela Carrasco, Pilar López, Matilde Coral, El Güito o Serranito. En los noventa, la familia Adame adquirió formalmente el Tablao a Matías Colsada. Y hace escasas fechas han inaugurado un nuevo local en el número 33 de La Rambla.
El negocio marcha viento en popa. Y asegura su futuro con la reciente incorporación de Curro Sánchez, hijo de María Rosa Pérez, la tercera generación ya de la familia Adame. Más de medio siglo después, el tablao que evoca el nombre de Córdoba sigue resplandeciendo en el corazón flamenco de Barcelona.
0