Los bulos contra el lobo triunfan en el Congreso: “Se acabará con el miedo a mandar a los niños al colegio”

“Contra la ciencia”. Así ha calificado la organización WWF la desprotección del lobo aprobada este jueves por el Congreso de los diputados. Los votos de PP, Vox, Junts y PNV han decidido que pueda volver a matarse ejemplares al norte del río Duero como medida de gestión de la especie, como han pedido insistentemente los ganaderos y han replicado sin descanso los cazadores.

La decisión ha satisfecho a mucho del sector ganadero. La secretaria general de COAG-Asturias, Mercedez Cruzado, ha calificado de “muy buena, muy esperada y muy peleada” la iniciativa. El presidente de la patronal ASAJA en Castilla y León, Donaciano Dujo, ha felicitado a quienes han votado a favor tras el Pleno parlamentario y ha dado las gracias al Partido Popular por impulsar la enmienda.

“El lobo causa daños, eso no vamos a negarlo”, explica el coordinador de conservación de WWF, Luis Suárez. Otra cosa es que las partidas de muerte “resuelvan el conflicto”, continúa, porque cuando podían matarse lobos los ataques no desaparecían.

La medida adoptada, según los argumentos esgrimidos desde hace tiempo por estos grupos parlamentarios, ha terminado por afianzar algunos bulos que se han conformado alrededor de la figura del Canis lupus. Desde un supuesto gusto por el ganado por encima de los animales silvestres hasta el peligro para las vidas humanas, pasando por la explosión de las poblaciones en las sierras españolas de una especie que, en realidad, está calificada como en mal estado de conservación.

Anulación del Comité Científico

Cuando los ambientalistas hablan de ir en contra del criterio científico, respaldan esa afirmación con, entre otras cosas, el dictamen que elaboró el Comité Científico creado por la ley de Biodiversidad. Este órgano asesor certificó en febrero de 2020 que la situación del lobo justificaba incluir todas las poblaciones (al norte y al sur del Duero) en el Listado de Especies en Régimen de Protección Especial. Ese listado es lo que modifica la enmienda aprobada el jueves: el lobo del norte tiene que ser excluido.

La supuesta explosión demográfica

Los grupos que han respaldado las enmiendas han insistido en que, desde que se protegió al lobo en toda España, la especie ha experimentado una especie de boom demográfico, a pesar de que el censo oficial no se ha culminado. Con todo, los datos que han ido llegando desde las comunidades autónomas al Ministerio de Transición Ecológica han reflejado una estabilización o leve incremento.

En este sentido, el Partido Popular ha llevado al Congreso, sin mencionarlo explícitamente, cifras sobre aumento de manadas de lobo expuestas por el lobby cazador Fundación Artemisán. Esta organización ha sido de las primeras en felicitar públicamente la votación de este jueves.

Fuentes del Ministerio de Transición Ecológica explican tras la aprobación de este jueves que los datos totales actualizados sobre las poblaciones (remitidos por las comunidades autónomas) van a estar en junio o julio: “Resulta sorprendente que no se haya querido esperar a tomar una decisión informada. Lo que se ha votado es la negación de los datos, la negación de la ciencia”.

El lobo feroz contra las personas

La diputada del PP Milagros Marcos Ortega, ha presentado un panorama de terror en las localidades donde hay manadas. Ha hablado de “pesadilla” a la hora de “acudir al centro de salud o la iglesia” porque se encuentran lobos a las puertas. Ha dicho que su enmienda permitirá estar “sin miedo a encontrar el ganado asesinado en los pastos. A mandar a los niños al colegio”.

Sin embargo, en todo el siglo XXI no se ha documentado un solo ataque de lobos a humanos en toda Europa. El biólogo de la Estación de Doñana del CSIC, Alberto Fernández Gil, aclaraba a Efe: “El hecho de que en España haya más de 47 millones de personas usando todos los rincones sin que haya ataques de lobos nos dice cuáles son los riesgos reales”. El científico ha calificado de “falaz” que la especie suponga un peligro para las personas.

Los lobos prefieren comer ovejas a venados

“El lobo no es compatible con la ganadería extensiva. Nunca lo ha sido”, ha dicho el diputado del PNV, Joseba Andoni Agirretexea. Este es el argumento repetido no solo desde Euskadi sino en muchas otras partes al referirse a los ataques al ganado.

Lo que los científicos han comprobado en el campo es que los lobos, si existen, prefieren cazar piezas silvestres: corzos o venados. Un grupo de investigadores publicó en 2024 conclusiones sobre la dieta de las manadas en la sierra de Guadarrama: comen sobre todo animales salvajes.

“La mala fama del lobo entre la gente del campo hace resurgir viejos temores, pero durante estos años de estudio ha mostrado un comportamiento sorprendentemente estable. La proporción de ungulados silvestres está por encima del 80% desde hace una década”, concluyeron.

De hecho, las revisiones científicas –como esta de 2018– han mostrado desde hace tiempo que la política de abatir lobos no es muy útil para reducir los daños: “La literatura científica ha demostrado que la gestión letal tiene poco efecto, o efectos contrarios, al resultado deseado: mitigar la depredación”. El ambiente contra el lobo no ha hecho más que crecer desde entonces. 

Los residuos cárnicos

El argumento con el que el PP ha conseguido desproteger al lobo a través de una enmienda a otra ley, es quizá el más rebuscado. La enmienda que presentaron en el Senado a la ley de desperdicio alimentario sostenía que es necesario regular la presencia del lobo porque sus ataques provocan toneladas de cadáveres. El texto de los populares asegura que ha habido 14.000 reses muertas al año, que suman cuatro millones de kilos de carne “desperdiciados”. Sin embargo, no explican ni cómo se ha hecho ese cálculo ni cuántos de estos ataques pueden achacarse directamente a los lobos. En cualquier caso, piden “gestionar” el tema, una forma de decir que se pueda matar ejemplares sin restricciones. Y eso es lo que han conseguido.