Tejidos con historia: el tweed, de las Highlands escocesas al armario de Chanel

Del 'tweed' al mantón de manila de Chanel en la Alta Costura de París

Casandra Maggio

3 de abril de 2025 12:01 h

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Este 3 de abril se celebra el Día Nacional del Tweed, un tejido que ha sobrevivido al paso del tiempo, las guerras y los cambios de paradigma en la moda. ¿Cómo llegó una tela áspera nacida en las frías tierras del norte de Escocia a convertirse en símbolo de elegancia atemporal? La respuesta está en la figura de Coco Chanel.

A lo largo del último siglo, la moda ha servido como espejo de las transformaciones sociales, especialmente para las mujeres. Desde los corsés rígidos y las crinolinas del siglo XIX hasta los vestidos que apenas cubren lo imprescindible en la actualidad, la vestimenta ha ido reflejando avances (y retrocesos) en libertad, funcionalidad y expresión personal.

En este trayecto, Gabrielle Chanel —más conocida como Coco— supo interpretar el cambio de época. Fue una de las primeras en vestir pantalones cuando no estaba bien visto que una mujer lo hiciera, y revolucionó el armario femenino al introducir tejidos cómodos y formas más prácticas en un contexto donde las mujeres, sobre todo tras la Segunda Guerra Mundial, se incorporaban al trabajo en masa.

Chanel y el tweed: una alianza inesperada

Uno de los gestos más emblemáticos de esa transformación fue apropiarse del tweed, una tela de origen rural y masculino, para integrarla en sus colecciones. A partir de los años 20, Chanel comenzó a diseñar trajes de dos piezas confeccionados con este material típicamente británico. Lo que hasta entonces era símbolo de ropa funcional para el campo o la caza pasó a ser sinónimo de sofisticación parisina.

Desde entonces, el tweed se ha convertido en el tejido estrella de la maison francesa. Una textura que remite a lo clásico, pero que se reinventa temporada tras temporada, consolidando su lugar tanto en pasarelas como en los armarios de millones de personas.

Qué es exactamente el tweed

El tweed es un tejido de lana gruesa, resistente y algo áspero al tacto. Se confecciona con una técnica de ligamento tafetán o sarga, que le otorga esa textura rugosa y moteada tan reconocible. Aunque puede parecer tosco, su principal virtud reside en su durabilidad y en su capacidad de aislamiento térmico, lo que lo hace ideal para climas fríos y húmedos.

Su origen es rural: se utilizaba principalmente para abrigar a quienes trabajaban al aire libre en las regiones del norte de Gran Bretaña. No es casualidad que el nombre provenga de un error de interpretación. En los años 1830, un comerciante londinense confundió la palabra twill (sarga, en inglés) con tweed, relacionándola con el río Tweed, que discurre entre Escocia e Inglaterra. El nombre se popularizó, y con él, la fama del tejido.

No solo es moda: del armario a la decoración

El tweed ha demostrado ser tan versátil como resistente. Aunque su uso más conocido sigue siendo la confección de prendas de vestir —chaquetas, faldas, trajes, abrigos— también ha dado el salto a los accesorios (bolsos, sombreros, bufandas) e incluso al interiorismo. Cojines, cortinas y tapizados encuentran en este material un aliado elegante y duradero.

Hoy en día, existen múltiples variantes regionales del tweed, cada una con sus propios patrones y paletas de color. Uno de los más prestigiosos es el Harris Tweed, elaborado a mano en las islas Hébridas Exteriores de Escocia. Se trata de un producto protegido por una denominación de origen, y aún se teje en telares tradicionales por artesanos locales.

El legado de una tela 

Más allá de la estética, el tweed representa una historia de adaptación y reapropiación cultural. De material de trabajo a símbolo de lujo, su evolución camina en paralelo a la de las mujeres que lo adoptaron como uniforme de independencia. Chanel supo verlo antes que nadie: el estilo no está reñido con la funcionalidad, y una prenda puede ser elegante sin dejar de ser cómoda.

En un mundo donde la moda rápida arrasa con tejidos sintéticos de vida efímera, el tweed es un recordatorio textil de que la tradición y la calidad todavía tienen cabida. Hoy, en su día nacional, conviene recordarlo no solo como parte del vestuario, sino también como un fragmento vivo de la historia.

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