Recreaciones históricas de la Guerra Civil: Siétamo, la Belchite altoaragonesa, vuelve al frente

El sonido de los disparos, los gritos y las carreras. Sangre, fuego y muerte. La toma de posiciones, casa por casa, y el choque entre milicianos, soldados y población civil. La crudeza de la Guerra Civil desde la primera fila. No en un cine o un teatro. Tampoco en las páginas de un libro, sino en el lugar donde se desarrollaron los acontecimientos. Una oportunidad para recibir una clase de historia con todo lujo de detalles gracias a la labor de las asociaciones recreacionistas. En Huesca, el grupo Primera Línea trae al presente las heroicidades y terrores del verano de 1936 y prepara ya al detalle la recreación que tendrá lugar el sábado 29 de marzo en la localidad de Siétamo.
Esta pequeña población a 21 kilómetros de la capital contaba entonces con cerca de 700 habitantes y se convirtió en un Belchite a pequeña escala. Sufrió los rigores del enfrentamiento entre varias columnas anarcosindicalistas y comunistas que partieron de Barcelona y en su camino hacia Huesca y Zaragoza, tomadas por el bando franquista, se toparon con una resistencia que dio paso a meses de crueles enfrentamientos cuyas huellas todavía son perceptibles. La memoria y el afán divulgativo mueve a los grupos recreacionistas, que también tratan la Segunda Guerra Mundial, la Guerra de Independencia o, más atrás en el tiempo, las batallas de gladiadores de la antigua Roma.
El grupo Primera Línea está especializado en la Guerra Civil y su propuesta incluye la recreación de la batalla de la toma de Siétamo como actividad estrella de ese fin de semana, pero también visitas guiadas teatralizadas sobre los primeros días de la guerra en el frente de Aragón y a los restos que dejó la batalla o un mercadillo de antigüedades. Todo ello construido sin ánimo de lucro, “con muy buena voluntad y altruismo, en nuestro caso nadie cobra nada. Somos muchos grupos y relativamente pequeños unidos por afinidad geográfica”, explica uno de sus responsables, Antu Ramos.
Los ayuntamientos suelen costear estas actividades, que requieren grandes cantidades de pólvora. El resto corre a cuenta propia: vestimenta, armas, vehículos y una construcción escrupulosamente fidedigna de los acontecimientos. Las recreaciones “cuestan tiempo y dinero”, señala Ramos. Primera Línea cuenta con 28 socios que pagan una cuota anual de 25 euros con la que solucionar problemas como la rotura de material. En Siétamo se movilizará en total a unas 150 personas caracterizadas de vecinos de la localidad y soldados de los dos bandos.

Les mueve la pasión y el gusto por contar la historia tal como sucedió. “Siétamo es el Belchite oscense y la gente no lo conoce”, lamenta Antu Ramos. Sí reciben mucha atención en Catalunya; el que fuera presidente de la Generalitat, Lluís Companys, visitó el frente de Aragón en el verano de 1937 y conoció Siétamo, el Estrecho Quinto y Tierz. La Federación Anarquista Ibérica (FAI) grabó los combates con fines propagandísticos y pueden verse en Youtube
Los recreacionistas no siempre hallan facilidades para desarrollar su labor. La Guerra Civil sigue siendo una cuestión incómoda en algunos ámbitos. “Algún ayuntamiento al que hemos presentado una propuesta nos ha respondido: ”¿No tenéis nada medieval?“. No se habla bien, es más fácil recrear conflictos lejanos que otros que te tocan de cerca”, analiza Ramos. De hecho, se hacen recreaciones de las guerras de Yugoslavia, Afganistán “y también podrían realizarse de Ucrania”.
Jornada como la de Siétamo conllevan un año de trabajo, el tiempo que transcurre entre edición y edición. La del 29 de marzo será la quinta. Se documenta, se acude a unas fuentes que después se citan y se recrea con fidelidad “quién fue el alcalde y quiénes llegaron. La gente no sabe que lucharon guardias civiles contra guardias civiles, iban de casa en casa y había combates cuerpo a cuerpo. Se ponía una tela roja en la punta de los fusiles para saber dónde estaba el compañero, se usaron cócteles molotov, recreamos el terror revolucionario…”, enumera Ramos. Siétamo fue tomado y perdido dos veces por los republicanos, la primera vez en 24 horas, y la actividad lo refleja con toda su crudeza.
Además de los miembros de Primera Línea estarán presentes varios grupos de Zaragoza, Catalunya, Euskadi, Asturias, Madrid y Comunitat Valenciana; todos ellos realizan sus propias actividades y favor con favor se paga, pues ninguno de ellos tiene la capacidad de desarrollarlas por sí solo. La condición inexcusable es que “hay que recrear ambos bandos con independencia de nuestra ideología; si no, no es tu lugar. Incentivamos que la misma persona sea falangista y comisario político del ejército republicano para tener un plus de credibilidad y seriedad”, razona Ramos. Es “recreación, no propaganda”.

Emplean sobre todo armas originales inutilizadas y réplicas realizadas por artesanos. La vestimenta es “más cara” cuanto más detalle se quiere. Si se opta por participar en el combate como civil, el presupuesto puede ser de entre 100 y 150 euros. El equipamiento puede subir hasta los 500 y el arma costará unos 300 euros más. En Siétamo también hubo mujeres milicianas y “no nos olvidamos de la población civil. Intentamos recrear los personajes anónimos más que grandes figuras históricas”, continúa Antu Ramos.
La Guerra Civil es la hermana pequeña de recreaciones con más adeptos, como la Segunda Guerra Mundial o la Guerra de la Independencia. La más importante de Aragón es la de Fayón (Zaragoza), que rememora la Batalla del Ebro con más de 300 participantes. Primera Línea realiza asimismo actividades en la Ruta Orwell, que sigue los pasos del escritor británico en el frente aragonés. Todavía hay situaciones tabú, y Ramos cree que “aún no estamos preparados para recrear fusilamientos o violaciones, se corre el peligro de banalizarlos”.
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