Alicia Sánchez-Camacho, en el Congreso sobre la Operación Catalunya: “Yo he sido víctima de muchos audios”

La diputada del PP de Madrid y exlíder del PP catalán, Alicia Sánchez-Camacho, se ha presentado como “víctima” de una “persecución” y de “muchos audios” durante su comparecencia en la comisión de investigación del Congreso sobre la Operación Catalunya. La sesión no ha servido para aportar nuevos datos y ha estado marcada por la tensión y los rifirrafes de Sánchez-Camacho con todos los grupos salvo PP y Vox.
El apellido Sánchez-Camacho y la Operación Catalunya están unidos desde su génesis. La comida entre la entonces líder del PP catalán y Victoria Álvarez, expareja de Jordi Pujol Ferrusola, se celebró el 7 de julio de 2010 en el restaurante La Camarga. Este episodio de mesa, mantel y micrófono mantiene quince años después dos versiones contrapuestas: Álvarez sostiene que la política sabía que la grababan; Sánchez-Camacho lo ha negado siempre.
La comida en La Camarga dejó sin crédito político en Catalunya a Sánchez-Camacho (quien llegó a acordar los mayores recortes en los servicios públicos catalanes con Artur Mas en 2011), pero no le ha impedido continuar su carrera en Madrid. Primero, como diputada en el Congreso, y después como parlamentaria autonómica en Madrid (cargo que mantiene a día de hoy) y senadora.
Al igual que ha hecho horas antes la exsecretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, Sánchez-Camacho ha tildado de “ficción” la Operación Catalunya. Pese a que la parlamentaria de los Comuns Aina Vidal le ha recordado que podía emplear el catalán, Sánchez-Camacho ha hablado en castellano en toda su comparecencia. También ha afeado a Vidal casos de corrupción de Convergència como el 3%.
No ha desmentido Sánchez-Camacho ni la comida de la Camarga ni las dos reuniones que, ha dicho, mantuvo con el comisario jubilado José Manuel Villarejo en 2012, cuyos audios también se divulgaron y en los que se oye a la entonces líder del PP da a Villarejo el teléfono de Artur Mas y también insta a investigar a otros empresarios y expolíticos como Carles Sumarroca o Enrique Lacalle, este último cercano al PP.
Sánchez-Camacho no ha querido entrar en el contenido de esas grabaciones, sino que ha trazado una férrea defensa de la ilegalidad que, a su juicio, se ha cometido con su difusión. Las “reuniones” con Villarejo, ha mantenido la diputada del PP, se produjeron “en el marco del Estado de Derecho”. “Lo que hagan o no terceras personas no es mi responsabilidad”, ha apostillado.
“Eso eran conversaciones privadas y ustedes tendrían que estar legislando para garantizar mis derechos”, ha lanzado Sánchez-Camacho a los diputados. La diputada de ERC Pilar Vallugera ha pedido amparo al presidente de la comisión ante los “insultos” de la parlamentaria del PP a los diputados.
Retadora, Sánchez-Camacho ha respondido así a Vallugera a una pregunta sobre sus reuniones con Villarejo y Álvarez: “Ninguno de ustedes pasaría ninguna prueba si saliesen conversaciones suyas descontextualizadas”. “Ustedes han comprado el relato y están arrodillados a los independentistas”, ha dicho la exlíder del PP catalán al parlamentario del PSOE Manuel Arribas.
Sánchez-Camacho ha dedicado más tiempo a presentarse como víctima del procés que a explicar la Operación Catalunya. Al parlamentario de Junts, Josep Pagès, lo ha acusado de “supremacismo”. “Me han obligado a tener que irme de mi tierra, quebrantado el Estado de Derecho. La única Operación Catalunya constatada es el procés”, ha añadido.
No ha perdido la ocasión Sánchez-Camacho para recordarle a Pagès que en aquella época también mantenía “muchas reuniones” con políticos de Convergència por los pactos en el Parlament y varios municipios a los que llegaban ambos partidos.
La diputada del PP de Madrid ha acusado al independentismo de “querer alimentar el elemento hegemónico gramsciano” y de presentarse como “víctimas”. “Les viene muy bien el relato del victimismo y de 'pobrecitos que los están espiando', pero es a mí a la que me han perseguido varias veces”, ha zanjado.
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