Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.
PERFIL

Andoni Ortuzar, adiós a quien llevó al PNV a sus mayores cotas de poder en Euskadi y a quien acabó con Rajoy

Andoni Ortuzar, puño en alto, durante la celebración de un Alderdi Eguna del PNV

Iker Rioja Andueza

Vitoria —
8 de febrero de 2025 21:45 h

5

En cuestión de semanas, Andoni Ortuzar (Sanfuentes, Abanto Zierbena, 1962) dejará de ser el presidente del principal partido vasco, el PNV. Esta semana ha renunciado a seguir como candidato en el proceso interno en que está inmersa su formación aunque claramente aspiraba a continuar para un cuarto mandato y Aitor Esteban, portavoz en el Congreso desde 2012, le sucederá a finales de marzo. No es el final esperado, ya que llega tras la aparición de una alternativa encarnada por un amigo y casi alter ego. Pero era la opción menos dolorosa porque de haber tenido que enfrentarse a Esteban, con crecientes apoyos entre las bases y entre cargos institucionales de Bizkaia y con el que algo se había “roto” sin que nadie aún lo haya explicado, el resultado podía haber sido imprevisible. Con Ortuzar se va un referente en la política vasca y también un hombre trascendental en la española. Por ejemplo, por sus manos pasó la aceptación de la moción de censura contra Mariano Rajoy que hizo a Pedro Sánchez presidente en 2018. Con Ortuzar, al que solamente Xabier Arzalluz supera en años en la etapa moderna del PNV, se va también un estilo de hacer política con tantas dosis de humor y metáforas como de pullas en los mítines y con gran influencia y mano firme entre bambalinas.

Ortuzar se afilió al PNV en 1979, con la Constitución y el Estatuto recién aprobados. Él no pudo votarlos, porque aún era menor de edad. Antes, ya militaba en EGI, las juventudes nacionalistas. Es periodista “de profesión y de vocación”. En muchas entrevistas e intervenciones suele bromear con cómo titularía él sus discursos. Todavía en su carta de despedida coló entre líneas que se marchaba sin que nadie le hubiera derrotado en los 'batzokis', las doscientas sedes que son el corazón del PNV, que cumplirá 130 años este verano y al que sólo el PSOE supera en veteranía en España y en su Parlamento.

En los últimos años, particularmente desde que decidió prescindir de Iñigo Urkullu como candidato a lehendakari en 2023, Ortuzar ha mostrado su preocupación por las “filtraciones” y ha acusado a determinados medios de comunicación de hacer una pinza para debilitar al PNV. Su adiós lo gestionó él y solamente él, con una carta en redes sociales que luego también grabó en vídeo.

Ortuzar ejerció su profesión en 'Deia', el diario cercano al PNV y que en el inicio de este proceso tituló primero que los críticos perdían “fuelle” y después que el presidente “lideraba” las opciones para seguir. Pero en otros medios de comunicación enseguida se vio un fulgurante apoyo a Esteban y, después, incluso a un tercero en Gipuzkoa, Markel Olano. En un proceso con muy baja participación, había organizaciones locales en que el respaldo al líder era prácticamente nulo.

'Jobubi' es un vocablo del diccionario del PNV que responde a 'jóvenes burukides de Bizkaia'. Y 'burukide' es como se llama a los dirigentes del partido. El 80% de la afiliación es vizcaína y allí reside su núcleo de poder. Desde Juan José Ibarretxe, que nació en la parte de Álava con prefijo telefónico de Bizkaia, no han tenido un no vizcaíno como candidato ni en autonómicas, ni en generales ni en europeas. Los 'jobubi' ha sido una generación histórica de cuadros que, tras la traumática escisión de EA en 1986, fueron tomando posiciones y acabaron controlando la organización. Urkullu, Ortuzar y Esteban lo son. Como también Joseba Aurrekoetxea, el tan influyente como desconocido hombre fuerte que ha acompañado a Ortuzar estos años y que también se va.

El joven Ortuzar saltó de 'Deia' al Gobierno vasco, primero en el área de Comunicación y más tarde como responsable de Acción Exterior, adscrito a la Presidencia de José Antonio Ardanza. Desde entonces, tiene querencia por cuidar la política internacional. Al PNV le suele gustar el dato de que el único partido español presente en la convención del Partido Demócrata de Estados Unidos suelen ser ellos. Después, el partido lo ubicó como director general de EiTB, la radiotelevisión pública vasca. La simbiosis entre la cadena y el partido ha sido siempre muy estrecha. La actual vicelehendakari, Ibone Bengoetxea, era alto cargo de EiTB, como también el consejero de Seguridad, Bingen Zupiria. Andoni Aldekoa, exasesor de Urkullu, es el que dirige ahora EiTB.

“Tuve que emplearme a fondo para dominar, medianamente bien, el euskera”, afirma sobre la que no es su lengua materna, aunque ahora la emplea con regularidad en sus intervenciones públicas. Ortuzar es un buen orador, según consensúan propios y extraños. Siempre ha trufado sus alocuciones con ironías y humor. Algunos afiliados se saben ya de memoria sus chistes, como el de la vaca lechera o su creencia de que EH Bildu no ha cambiado a la vieja izquierda abertzale porque “son los de la mani aunque se vistan de Armani”.

Por ello, llamó la atención que en la última fiesta del partido, el Alderdi Eguna en el que se anunció precisamente el inicio del proceso de renovación, se quedara un buen rato esperando a que le arreglaran el 'prompter' sin jugar con su público. Su propensión a las bromas le llevó a institucionalizar la celebración de carnaval en Sabin Etxea, el cuartel general del PNV. No tenía reparos en ponerse todo tipo de trajes y pelucas junto a los que ahora, en su mayoría, se han alineado con Esteban para abrir una nueva etapa. Ha hecho de mago Merlín, de Indiana Jones, de Obélix, de surfero o de 'rockero', por poner solamente algunos ejemplos. También canta en los mítines. En 2019, por ejemplo, está grabado en vídeo coreando a voz en grito el nombre de quien ahora le sucederá.

Ortuzar, que tiene dos hijas, siempre ha hecho gala de seguir siendo afiliado de ELA, el sindicato que en su día fue afín al PNV y que ahora ejerce como contrapoder de izquierdas. El Athletic Club es religión para él, aunque también es aficionado del ciclismo y se considera “melómano medio”. Es amante “de la buena mesa” y del poteo y en la última campaña comparó su barriga con la de su embarazadísima compañera Maitane Ipiñazar, ahora 'número dos' de Esteban y con gran proyección.

Una relevante dirigente del PNV cuenta de él que es también un gran “jefe”, aunque es “duro” cuando toca. Destaca también su apego por la historia y los símbolos del partido, empezando por la decoración de su despacho en planta quinta de Sabin Etxea. “Sabe mucho más de lo que parece”, comenta. A otro excompañero le admitió en privado que no se esperaba “para nada” la maniobra de Esteban que ha terminado por mostrarle la puerta de salida.

El Ortuzar de EiTB fue llamado a relevar a Urkullu al frente de la organización de Bizkaia mientras él era nombrado para el Euzkadi Buru Batzar. Ortuzar y Urkullu no pueden ser más diferentes como personalidades. Pero forjaron un tándem político complementario que duró años. Cuando Urkullu se convirtió en lehendakari tras la travesía en el desierto del mandato del socialista Patxi López -Ortuzar fue parlamentario electo de la oposición- volvió a cederle su silla. Si Urkullu juró el cargo en diciembre de 2012, en enero de 2013 Ortuzar ya era presidente del Euzkadi Buru Batzar. Hace unos meses, en la campaña de las europeas, uno de sus colaboradores más cercanos contaba con orgullo que las primeras elecciones para ellos fueron las europeas de 2014 y que pudieron celebrar que habían sido los más votados en todos los territorios vascos, sumando Navarra e Iparralde. Una década después, las europeas pusieron al PNV como tercera fuerza por vez primera en su historia. Fue superado por EH Bildu y por PSE-EE.

En efecto, el tándem Urkullu-Ortuzar elevó al PNV a sus mayores cotas de poder desde la escisión de EA. En 2013 el PNV tenía minoría en el Parlamento y solamente dirigía la Diputación de Bizkaia y el Ayuntamiento de Bilbao. Con los años, copó todas las demás instituciones, incluida la presidencia de Navarra dentro de la coalición Geroa Bai, ahora mucho menos efectiva. Patxi López, antes de dejar la política vasca y saltar a la española, recondujo las relaciones con el PNV. El matrimonio de convivencia que iniciaron en 2015 se mantiene hasta ahora. Eneko Andueza, actual líder del PSE-EE, contó tras conocer el adiós de Ortuzar que han quedado en comerse un chuletón juntos para despedirse.

Con EH Bildu y con Arnaldo Otegi también han tenido más relación soterrada que la que se deduce de los reproches que se cruzan ambas fuerzas nacionalistas en su pugna por ser la referencia política tanto en Vitoria como últimamente en Madrid. Con el PP no se han roto todos los puentes pero es evidente que la moción de censura cambió muchas cosas. A nivel internacional, el PNV es socio en Europa de Emmanuel Macron, por ejemplo.

El inicio de la era Ortuzar-Urkullu venía con promesas de referendos, derecho a decidir y más soberanía. Eran tiempos de pedir el repliegue de las Fuerzas de Seguridad del Estado y de mirar con agrado el espejo de Escocia, que votó contra su independencia en 2014 previo pacto con David Cameron. Llegó a haber un pacto con EH Bildu en clave soberanista. Pero Catalunya todo lo cambió.

La CiU hermana del PNV se esfumó. Ambos dirigentes, presidente del PNV y lehendakari, ayudados por Aurrekoetxea, se sumergieron de lleno en una mediación para evitar la independencia unilateral defendida por los posconvergentes y el 155. Es más conocida la labor de Urkullu, pero Ortuzar también estaba en aquella operación. “Si renunciáis a la independencia, el Gobierno de Madrid hablará de lo que queráis. En Madrid quieren desescalar. Pero tenéis que renunciar a pronunciar la declaración de independencia. El presidente Rajoy no tiene ganas de aplicar el 155. En realidad, no quiere hacerlo, lo que pasa es que le aprietan mucho”, dijo Ortuzar en aquellos días que rodearon al 1 de octubre de 2017. “Entiendo que el PNV le ha puesto muy buena voluntad y que tiene ganas de que lleguemos a acuerdos. Pero no me piden que desacelere. Me piden que me rinda. Y eso no lo puedo hacer”, contó después Carles Puigdemont. Costó años recomponer las relaciones entre el PNV y lo que ahora es Junts, pero ya no comparten coalición en Europa, por ejemplo.

Y el PNV actual está más a gusto negociando con el Estado más competencias e inversiones. Ortuzar deja en herencia un pacto con Pedro Sánchez para completar el Estatuto en 2025, incluida la Seguridad Social vasca. Pocos cambios se pueden esperar cuando Esteban ha sido, justamente, el brazo ejecutor de esos pactos desde su tribuna del Congreso. Genéricamente, plantean un “nuevo estatus”, pero ya no hay fechas para consultas ni el derecho a decidir centra los discursos. Hay voces internas y externas que sostienen que Ortuzar se ha alineado tanto con Sánchez que lo ha encorsetado en un supuesto bloque “progresista” y deteriorado su legendaria posición de “bisagra”. Ese análisis orilla que el PNV, sin el PSE-EE, poco podría gobernar en solitario en Euskadi. Y que Vox repele al PNV por su historia propia durante la Guerra Civil y el exilio de la dictadura. El episodio del edificio de la avenida de Marceau de París ha sido un ejemplo de ello.

En estos años, también ETA ha entregado las armas y se ha disuelto. Y el partido se ha enfrentado también al caso de corrupción que ha llevado a la cárcel a un grupo de exdirigentes encabezados por el alavés Alfredo de Miguel. En público, Ortuzar cuestionó largamente la investigación pero, al final, terminó pidiendo disculpas. Nunca se ha publicado que Ortuzar ha sido el único dirigente relevante del PNV que accedió a reunirse con la denunciante de la trama, Ainhoa Alberdi, muy cercana al partido y que ha sido vilipendiada hasta la saciedad aunque sus avisos resultaron ser rigurosamente ciertos.

La época final de Ortuzar no ha sido tan éxitosa. En las elecciones municipales y forales de 2023 el PNV cayó de primera a cuarta fuerza en Vitoria y el exalcalde, Gorka Urtaran, lideró después una corriente crítica. También necesitó los votos del PP para retener Gipuzkoa y se quedaron en el camino tres municipios muy simbólicos por haber sido todos ellos objeto de casos de corrupción o de irregularidades, Zambrana en Álava, Alonsotegi en Bizkaia y Hondarribia en Gipuzkoa. En las generales de aquel verano, el PSE-EE fue la fuerza más votada en Álava, Bizkaia y Gipuzkoa, mientras que la coalición Geroa Bai era séptima fuerza en Navarra.

Ante la posible victoria de EH Bildu en las autonómicas y en vista del desgaste de gestión en áreas como Osakidetza, Ortuzar comunicó en septiembre de 2023 a Urkullu que no iba a seguir como lehendakari aunque en todas las encuestas tenía mejor valoración que el propio partido. La noticia trascendió en noviembre. Él y Aurrekoetxea modelaron un “retrato-robot” y apareció Imanol Pradales. A Ortuzar siempre le pesará que dijera entonces que se buscaba un nuevo liderazgo de una nueva generación más joven y para dos o tres legislaturas, no un parche. También salieron de las listas todos los mayores de 60 años salvo una persona, Irune Zuluaga. Decenas de consejeros y otros cargos del Gobierno fueron cambiados. La operación Pradales salió bien a costa de deteriorar la relación con Urkullu porque EH Bildu empató al PNV en escaños y le ganó en Álava y en Gipuzkoa pero sin 'sorpasso' general. Con el PSE-EE, se retuvo la mayoría absoluta. Sin embargo, a los dos meses llegó el golpe de las europeas.

Ortuzar ha argumentado que el PNV ha mantenido intacto su poder institucional a pesar de las turbulencias y que los votos no se han ido a otro lugar, sino que se han refugiado en la abstención. Siempre ha pedido “alpargata” a sus militantes para recuperar esos apoyos perdidos. El partido ha realizado también trabajos de análisis internos capitaneados por el 'burukide' Xabier Barandiaran para autodiagnosticarse hasta el punto de admitir que proyecta cierta imagen de “amiguismo”, por ejemplo. En los últimos meses, internamente, se han sucedido las críticas en ese sentido de un minoritario pero ruidoso sector que no se ve satisfecho con el mero relevo de Ortuzar por Esteban.

En otoño se inició la renovación interna con los cambios en las cinco territoriales, Álava, Bizkaia, Gipuzkoa, Navarra e Iparralde. También salieron todos los veteranos y dejaron paso a una nueva generación. En Bizkaia dejó la presidencia la esposa de Esteban, Itxaso Atutxa, también vinculada con EiTB a través de productoras. De cara la confección de la ejecutiva nacional, Aurrekoetxea y otro histórico, Koldo Mediavilla, se marchaban. Solamente iba a quedar Ortuzar, que pasó al argumento de que era mejor mantener una cierta continuidad en el 'lemazaina' de la trainera -el capitán del barco- para asegurar la correcta implementación de tantos cambios.

Sin embargo, no contempló que el último 'jobubi', Aitor Esteban, seguía teniendo mucho predicamento. Su amigo es tan valorado en casa como lo es fuera. Cuando se especulaba con el adiós ordenado de Ortuzar, siempre se barajó su nombre como alternativa. Y entusiasmaba. Así las cosas, el 'plan B' se acabó comiendo al 'plan A' cuando se quiso poner en marcha. Era tarde. En el complejo sistema electoral del PNV, Esteban empezó a recibir espontáneamente muchos apoyos en la primera vuelta aun cuando Ortuzar había dicho a los afiliados que le votaran a él. El diputado empezó a ahormar un equipo para asaltar la presidencia y decidió no hacerse a un lado. Su mujer, Atutxa, mantiene control sobre Bizkaia y muchas organizaciones desertaron del oficialismo. Importantísimos cargos institucionales se sumaron al movimiento, controlado en la sombra por Iñigo Iturrate, otro 'jobubi' ya sin cargo institucional.

Para Ortuzar era o encarar una batalla interna de cuerpo a cuerpo y de incierto resultado o buscar la salida más honrosa posible. Finalmente, ha habido un acuerdo para que tres de sus personas de confianza entren con Esteban en el nuevo Euzkadi Buru Batzar. También hay integración del sector de Gipuzkoa. De este modo, las bases encontrarán cocinada ya en la segunda vuelta una propuesta casi cerrada salvo posibles ajustes para dar más presencia a las mujeres. En marzo, Ortuzar entregará la 'makila' del PNV a Esteban. Algunos cargos le han dedicado cariñosas despedidas y alabanzas, como Pradales, por ejemplo. También rivales políticos. El lehendakari Urkullu, por el contrario, sigue en silencio.

Etiquetas
stats