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La estafa de una constructora en Mallorca deja a decenas de familias sin casa y sin dinero: “Me han destrozado la vida”

Imágenes de dos de las viviendas que la constructora dejó sin terminar

Esther Ballesteros

Mallorca —
21 de marzo de 2025 06:00 h

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“Tenía la ilusión de hacerme una casa y me he quedado sin nada. Me han destrozado la vida”. Quien así habla es uno de los afectados por la presunta estafa por parte del propietario de una empresa que les prometió la construcción de sus respectivas viviendas y, finalmente, dejó levantados solo los cimientos. Ahora, un Juzgado de Mallorca investiga los hechos. Los perjudicados, más de una veintena, se hipotecaron para pagar unas sumas que, aseguran, podrían superar el millón de euros en total. “El dolor de la gente que se ha quedado sin dinero y sin casa es enorme, pasando además por unas situaciones psicológicas durísimas y viendo cómo él continúa impune”, recrimina Rafael R., quien pagó por adelantado más de 60.000 euros por un futuro hogar que nunca ha llegado a ver la luz.

El modus operandi con el que habría actuado el ahora investigado era prácticamente el mismo en todos los casos, tal como relatan a elDiario.es Rafael y otra de las afectadas: tras contratar los servicios de la empresa, Design Modular Haus S.L., y realizar los primeros pagos, la constructora comenzó a exigir nuevos abonos so pretexto del encarecimiento de los materiales a raíz de la pandemia y bajo la advertencia de que, de lo contrario, no podría comenzar los trabajos. Tras acceder a sus demandas, meses más tarde, el dueño de la mercantil, Juan R., ilocalizable pese a los múltiples intentos por contactar con él, dejó los trabajos completamente paralizados, llevándose consigo, además, los enseres destinados a algunas de las obras y pertenecientes a los afectados. Este medio ha intentado ponerse en contacto con el constructor, pero hasta el momento de la publicación de este artículo no ha ofrecido su versión de los hechos.

“Es un estafador en potencia”, asevera Rafael, que explica que, en su caso, recibió de sus padres una finca a las afueras del municipio de Muro, donde decidió construir su primera vivienda. Tras conseguir los permisos de obra, en abril de 2021 contactó con el constructor investigado para encargarle la edificación del inmueble mediante sistema modular: se trataba de una vivienda unifamiliar con piscina en la que, asegura el afectado, había depositado todas sus ilusiones. De acuerdo con el relato de su querella, interpuesta contra el constructor y su mujer por presuntos delitos de estafa agravada e insolvencia punible y admitida a trámite en un Juzgado de Inca, el dueño de la empresa inició “una incesante presión” con el objetivo de cerrar cuanto antes el contrato de la obra alegando que se estaba produciendo una supuesta subida del coste de los materiales de construcción.

Facturas extra, retrasos y paralizaciones

“Me dijo que si le compraba desde la colocación de la primera piedra hasta la entrega de las llaves podía hacerme un precio más asequible que no lo era tanto: 291.000 euros”, continúa Rafael, quien precisa que, en las sucesivas reuniones que mantuvieron para hablar del asunto, el constructor se presentó con coches de alta gama alegando gran solvencia. Finalmente, el perjudicado aceptó las condiciones del empresario y, acto seguido, procedió a abonar el 10% de la obra: 29.189 euros. Para poder frente a los pagos, concertó un préstamo hipotecario por 190.000 euros del que podría ir disponiendo a medida que se fueran ejecutando los trabajos de construcción.

Poco después, recuerda, la mujer del querellado le envió por correo electrónico una factura de 16.830 euros por un supuesto concepto del 50% de pavimentación –sin certificación de obra alguna–, un coste que, asevera el afectado, no fue descontado de la cantidad inicial abonada al constructor. Una factura a la que siguieron varias más sin las consiguientes certificaciones, mientras las obras comenzaron a sufrir retrasos y paralizaciones que los denunciados, según Rafael, achacaban a que la mitad de la plantilla se había contagiado de COVID o a que se encontraban de vacaciones.

El 1 agosto [el constructor] desapareció y semanas después un compañero me dijo que su empresa había quebrado. En septiembre reapareció y, a través de su mujer, acordamos vernos. Me dijo que no estaba bien, pero que el 1 de octubre regresaría para continuar las obras. Volvió a desaparecer, pero su mujer me envió otra factura por material

Rafael R. Uno de los afectados por la presunta estafa

“El 1 agosto desapareció y semanas después un compañero me dijo que su empresa había quebrado. En septiembre reapareció y, a través de su mujer, acordamos vernos. Me dijo que no estaba bien, pero que el 1 de octubre regresaría para continuar las obras. Volvió a desaparecer, pero su mujer me envió otra factura por material”, relata Rafael, visiblemente afectado. Ante esta situación, quería hacerles firmar que le debían dinero. Tras enviarles un burofax, ya nada volvió a saber de ellos, más allá de comprobar que “habían arramblado mediante un camión de la empresa con los enseres de la obra, cartel de licencia incluido, sin preaviso alguno”, lo que en su opinión demostraría que la voluntad de incumplir con el contrato inicial era “definitiva e irreversible”.

“De crucero en el Caribe”

El querellante asegura que la paralización definitiva de los trabajos coincidió, además, con las noticias que recibió de que la pareja se encontraba “de crucero en el Caribe” y de que existían numerosos afectados más que, como él, no dudaban en calificarles de “estafadores” así como a la compañía que ambos utilizaban “como instrumento”. Rafael R. recrimina que el constructor, que hace dos años puso en marcha otra empresa dedicada también a la promoción, la construcción y compraventa, continúa haciendo “alarde del lujo” mientras los afectados están “destrozados”. “Quiere amasar fortuna a costa de la salud de los demás”, lamenta.

Rafael R. recrimina que el constructor, que hace dos años puso en marcha otra empresa dedicada también a la promoción, la construcción y compraventa, continúa haciendo "alarde del lujo" mientras los afectados están "destrozados". "Quiere amasar fortuna a costa de la salud de los demás", lamenta

Un informe técnico emitido por el arquitecto de la obra señala que el coste de lo construido se sitúa en los 13.193 euros, frente a los más de 60.000 que Rafael abonó. “Casi teniendo claro que no voy a poder recuperar el dinero, lo único que deseo es evitar que otras personas caigan en la estafa y en el sufrimiento que continuamos atravesando”, subraya.

Catalina S. es otra de las personas perjudicadas por la presunta estafa de Design Modular Haus S.L., cuya investigación fue adelantada por Diario de Mallorca. En declaraciones a este medio, la mujer señala que fue una de las primeras que vio cómo sus pretensiones de ver su casa construida cayeron en saco roto. En su caso, los hechos se produjeron entre 2017 y 2018, cuando proyectó su vivienda en Pòrtol: la mujer había efectuado su propio diseño del inmueble y su arquitecto ya había elaborado el proyecto cuando comenzó a buscar una constructora que pudiera hacerlo realidad. Entonces conoció a Juan R.

“Al principio muy bien. Nos dio el presupuesto –318.000 euros– y, cuando las obras ya estaban en marcha, comenzó a pedir más dinero por adelantado”, recuerda Catalina, quien había solicitado hipoteca por más del 80% y había presentado los certificados del avance de los trabajos. Según asegura, el empresario abandonó las obras con la vivienda a medio construir y tras haber cobrado partidas extra para las que ni tan siquiera había encargado materiales: estaba levantada únicamente la estructura, en la, entre otros elementos, no había baños, ventanas ni puertas. La afectada lamenta que desembolsó 284.000 euros para, finalmente, no tener su vivienda acabada.

Unidos para demostrar que “actuó con dolo”

“Él –Juan R.– tiene tres sentencias civiles perdidas por hechos similares. Alega quiebra, pero luego va creando otras empresas”, sentencia. Mientras por vía civil varias de las demandas interpuestas contra el constructor han prosperado, no ha sido así en la jurisdicción penal al no haber percibido los jueces mala fe en su actuación.

Ahora, los perjudicados se han unido para intentar demostrar que éste “actuó con dolo” y que propuso un contrato a cada uno de ellos “pese a saber que no lo podría ejecutar y así poder desviar el dinero en su propio beneficio”. Rafael R., en su querella, subraya que, tal y como ha podido comprobar después de lo sucedido, los denunciados ya se encontraban en una situación de insolvencia generalizada con anterioridad a la contratación de los trabajos de construcción, “con incumplimientos masivos, por lo que es obvio que de ninguna manera querían, ni podían, cumplir con las obligaciones asumidas en el contrato de obra”. 

En 2022, los denunciados pusieron en marcha una nueva sociedad con nombre similar a aquella con la que supuestamente estafaron a los afectados, Modular Haus Mallorca, cuyo administrador único es Juan R. Los querellantes sostienen que la constitución de esta nueva sociedad “no es casualidad” y temen que ésta sea utilizada “para distraer fondos o dificultar las acciones de los defraudados y perjudicados”.

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