Uno de los castillos medievales mejor conservados de Europa está en Cuenca y se puede visitar

Castillo de Belmonte.

Edu Molina

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En el corazón de la provincia de Cuenca se alza una de las fortalezas medievales mejor conservadas de Europa: el Castillo de Belmonte. Esta edificación, que data del siglo XV, no solo es un testimonio vivo de la arquitectura gótico-mudéjar, sino también un reflejo de la historia y cultura de la región.

Su estratégica ubicación en el cerro de San Cristóbal ofrece una panorámica privilegiada del entorno, dominando el paisaje manchego y evocando épocas de caballeros y nobles. Declarado Monumento Histórico-Artístico en 1931 y reconocido como Bien de Interés Cultural, el castillo se erige como un destino ineludible para los amantes de la historia y la arquitectura.

El Castillo de Belmonte fue mandado construir en 1456 por Don Juan Pacheco, primer marqués de Villena, con el propósito de consolidar su influencia en la Corona de Castilla. Su diseño responde a un modelo defensivo avanzado para su tiempo, con una planta estrellada de seis puntas y torreones cilíndricos que le confieren una fisonomía singular.

La ejecución de la obra estuvo a cargo de Hanequín de Bruselas o Juan Guas, ambos arquitectos de renombre en la época. A lo largo de los siglos, la fortaleza ha sido testigo de episodios históricos trascendentales y ha experimentado diversas transformaciones que han enriquecido su legado arquitectónico y cultural.

Un castillo con siglos de historia

La edificación se completó en 1474 bajo la supervisión de su hijo, Don Diego López Pacheco. A lo largo de los siglos, el Castillo de Belmonte ha sido escenario de diversos acontecimientos históricos y ha experimentado varias transformaciones. Una de las más destacadas fue la restauración emprendida en el siglo XIX por Eugenia de Montijo, emperatriz de Francia y descendiente del marqués de Villena.

Su intervención no solo rescató al castillo del deterioro, sino que también lo adaptó como residencia palaciega, dotándolo de una elegancia que fusiona el esplendor medieval con el refinamiento decimonónico. Esta mezcla de estilos y épocas es palpable en cada rincón del castillo, desde sus salones nobiliarios hasta sus almenas, ofreciendo a los visitantes un viaje en el tiempo a través de la historia de España.

Un recorrido por su interior y eventos destacados

El Castillo de Belmonte no solo destaca por su arquitectura y conservación, sino también por las experiencias que ofrece a sus visitantes. Convertido en museo, permite recorrer sus estancias y descubrir la vida de sus antiguos moradores. Las salas han sido cuidadosamente ambientadas para reflejar tanto el periodo medieval como la época de Eugenia de Montijo, ofreciendo una visión completa de su evolución a lo largo de los siglos.

Entre los espacios más destacados se encuentra el Salón de Embajadores, adornado con un artesonado mudéjar, y la capilla octogonal, que deslumbra con sus mocárabes ricamente. Además de la visita al interior del castillo, los visitantes pueden recorrer el camino de ronda entre almenas y torreones, desde donde se obtienen vistas panorámicas de Belmonte y sus alrededores.

Información práctica para la visita

Para aquellos interesados en visitar el Castillo de Belmonte, es importante tener en cuenta los horarios y modalidades de visita. El castillo ofrece recorridos libres con audioguía, permitiendo a los visitantes explorar a su ritmo y profundizar en los aspectos que más les interesen.

La duración aproximada de la visita es de una hora a hora y media, aunque es posible realizar un recorrido más rápido en 45 minutos. Además, existen opciones de visitas guiadas que enriquecen la experiencia con detalles y anécdotas proporcionadas por expertos en la historia del castillo.

Las tarifas de acceso son asequibles, con precios que varían según la modalidad de visita y la edad de los visitantes. Es recomendable consultar la página web oficial del castillo o contactar con el servicio de atención al visitante para obtener información actualizada sobre horarios, tarifas y eventos especiales que puedan coincidir con la visita.

El Castillo de Belmonte no solo es un testimonio de la arquitectura y la historia medieval, sino también un espacio vivo que acoge actividades culturales, educativas y de ocio. Su conservación y puesta en valor lo convierten en un destino imprescindible para quienes desean sumergirse en el pasado y descubrir uno de los rincones más fascinantes de Castilla-La Mancha.

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